El tiempo es oro

El tiempo es oro

Como os avanzaba en la entrada sobre «perder la vida» para «ganarse la vida»…, el refrán «El tiempo es oro» tiene dos lecturas:

– es «oro» porque es valioso por ser finito y que nadie conoce cuanto ‘posee’.

fraseGandalfTiempoQueSeNosHaDado

 

Pero y también, y de esto trata la entrada..,

– es «oro» porque te pasas la vida intercambiando uno por otro. En nuestra sociedad están directamente relacionados.

1.- Cuando trabajas entregas tu tiempo y esfuerzo para conseguir dinero.

2.- Cuando pagas por un servicio (que cocinen para ti, que te lleven en taxi…) cambias tu dinero por comodidad y tiempo.

La parte 1 es evidente: por mucho que «el trabajo dignifique», se trabaja por el sueldo. Si no, no lo llamarías trabajo. Sería un hobbie.

De la parte 2 habitualmente vemos más fácilmente que el dinero da comodidad, placer, etc.; pero no suele valorarse tanto que con el dinero compras tiempo.

Obviamente no me refiero a añadir tiempo al final de tu vida y extenderla; sino a usar el tiempo de tu vida de forma diferente. Porque el dinero no es ni debe ser el objetivo de tu vida; no es un fin sino un medio más con el que cuentas para estos trueques.

Recuerda aquello de que la Felicidad es el caminio, no un destino.

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Cada persona es un mundo y evidentemente hay circunstancias que obligan a trabajar 18h al día por un salario infrahumano para, sencillamente, dar de comer a tu familia. Pero partiendo de la base de que no me refiero a esos casos.., quiero compartir algunas frases (reales) que me llevaron a pensar en escribir está entrada:

– Salgo tan tarde y cansada de trabajar que me vuelvo siempre en taxi en vez de en transporte público.

– Como siempre voy super apurada de tiempo, al final me muevo en taxi incluso en trayectos cortos. (persona diferente a la primera)

– Como nunca tengo tiempo de ir a hacer la compra la hago siempre por internet pagando para que la traigan a casa.

– Todos los días como y ceno fuera de casa porque no tengo tiempo de hacerme la comida.

– Compro siempre las medicinas pagando el precio completo (incluso de los tratamientos) por el tiempo que tardaría en el médico.

– Pago a una niñera a tiempo completo porque ambos trabajamos hasta tarde y no podemos cuidar de los niños.

 

Si te paras a echar cuentas o reflexionar, hacer cosas pagando porque tú no tienes tiempo para hacerlas, no es una decision que tomar a la ligera. Por supuesto a veces lo que inclina la balanza no es la rapidez sino también la comodidad de uno. Pero otras muchas, sabes bien que la decisión es debido sobre todo al tiempo.

balanza dinero vs tiempo


Un gran libro que recomiendo a niños y mayores, que justamente toca este tema es «Momo».

Momo… y los hombres grises… los ladrones de tiempo…

He encontrado esto al ir a buscar alguna sinopsis. Creo que merece la pena leerse. (https://psicoanalisisypensamientofilosofico.blogspot.com.es/2011/02/momo-y-la-metafora-de-los-hombres.html)

Todo se complica con la llegada de los hombres grises […]

en la ciudad la gente esta todo el tiempo apresurada, no tienen tiempo ya para charlar con Momo, es decir no tienen tiempo para el otro, pero tampoco tienen tiempo para si mismos, hacen todo rápido, dejan de tomar sus descansos en el trabajo para ahorrar unos 10 minutos al día, comen a toda prisa, para ahorrar otro poco de tiempo.

Momo intenta mostrarles lo absurdo de ahorrar tiempo quitándoselo a las actividades que se disfrutan para solo concentrarse en el trabajo pero los habitantes de la ciudad están tan alienados al discurso de los hombres de gris que ya no escuchan a momo, ni le preguntan su opinión, están siempre de mal humor, cansados, hartos pero con mucho tiempo ahorrado.

[…]

Momo se convierte en enemiga de los hombres grises porque representa otra forma de relacionarse con el tiempo, Momo representa el tiempo del corazón, el tiempo de las vivencias, del amor, el deseo, del estar con el otro.

[…]

Actualmente la gente vive ahogada en el tiempo, solo tiene tiempo para trabajar, desean tener una relación de pareja, pero no se dan el tiempo de tenerla, les gustaría ver y pasar mas tiempo con sus amigos pero no pueden, desean descansar pero solo lo hacen por periodos muy cortos porque siempre hay algo que hacer, tienen hijos pero nunca los ven, no juegan con ellos , conviven mas los niños con sus maestros y nanas que con los padres, aunque claro visten muy bien, viven en una casa grande tienen los mejores videojuegos, pero no amor.

[…]

Perder la vida para «ganarse la vida»

Perder la vida para «ganarse la vida»

trabajar hasta estar perdiendo la vida para ganarse la vida

Trabajar, para ganarse la vida…
¿Pero por qué esa vida que se «gana» la tiene que desperdiciar trabajando tanto para «ganarse la vida»?

Es invisible  y delgada la línea que hay entre lo sensato de la importancia de tener un trabajo y la sinrazón de que mantener ese trabajo esté consumiendo tu vida, tu tiempo, tus relaciones y tu sonrisa.

Cuando tenga más tiempo

Ahora no. Supongo que lo haré cuando tenga más tiempo…

También es invisible y hay que encontrarla la línea que separa «una semana atareada» o «un mes malo que exige muchas horas extra», de un trabajo que consume tu vida y hace que a casi cualquier pregunta relacionada con proyectos ilusionantes o planes, tu respuesta tenga que ser «tal vez cuando tenga más tiempo» (pensando en años de distancia).

Reflexiones Dalai Lama sobre el hombre occidental.
Lo que más me sorprende del hombre occidental

es que pierden la salud para ganar dinero,

después pierden el dinero para recuperar la salud.

Y por pensar ansiosamente en el futuro no disfrutan el presente;

por lo que no viven ni el presente ni el futuro.

Y viven como si no tuviesen que morir nunca…

y mueren como si nunca hubieran vivido.
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Sólo tienes una vida y de ti depende qué hacer con el tiempo que se te ha dado.

 

Como decía la canción que os dejaba en este ‘post’..:

Nos convencemos a nosotros mismos
de que la vida será mejor después…

Después de conseguir trabajo, después de casarnos,
después de tener un hijo, tal vez tras tener el otro.

[…]

escandalosamente rico o escandalosamente feliz

Por supuesto no confundir esto que aquí presento de «tener cuidado con la posición que, en tu escala de valores, otorgas al trabajo independientemente de que te haga desgraciado», con un despreocupado «Carpe Diem» («aprovecha el momento»), haz el loco escudandote en tu Libertad, y apuntate sin pensar en nadie a la llamada generación «Ni ni» («ni estudian ni trabajan»).

Entre otras cosas porque esto de «no dejes que tu trabajo absorba tu vida y tu alegría» tal vez no sea nada fácil según la situación de cada uno. Y por descontado el dinero es necesario para comprar comida, alimento y bienestar.

Sólo quiero dejar claro para aquellos que me lean ahora o en el futuro dos cosas ante la situación de un trabajo gris que se alarga en infinitas horas extras y en el que o no estás a gusto o, lo que es peor, estás totalmente a disgusto:

  • Por negro que lo veas, no te cierres la puerta a plantearte una salida. (Eso no significa que con hijos e hipoteca te despidas del trabajo sin preaviso; pero sí «no te cierres a plantearte salir de ahí»). Plantearse las cosas no significa que luego las hagas; pero tanto en esa situación como en cualquiera de tu vida, te aseguro que te ayudará mucho la forma de pensar «No opino igual, pero ‘dejo la puerta abierta’ a que pueda ser verdad» («y me asomaré por la rendija para ver si cruzo dicha puerta»). 😉

 


 

Y una última cosa que me parece muy importante en relación con esto:

¿ Te suena el refrán «El tiempo es oro» ?

  • Está la forma de interpretarlo más filosófica que he presentando hasta ahora: «el tiempo de tu vida, como es finito, es valioso»

Pero quiero mostrarte una interpretación que sería bueno tener en cuenta a la hora de valorar este tipo de reflexiones:

  • «El tiempo es oro» porque «tu tiempo vale dinero: cambias tiempo por dinero». En la vida estás permanentemente cambiando tiempo por dinero y dinero por tiempo.
    Como esta reflexión también tiene ‘chicha’, le dedicaré le he  dedicado una entrada propia.
    Pero el avance-resumen es que también en esto hay una línea oculta que tienes que decidir tú dónde colocas: la línea que separa hasta cuánto tiempo de vida estás dispuesto a sacrificar para conseguir dinero.
    No te vaya a pasar lo que decía el Dalai Lama y la viñeta de la lápida: de que cuando quieras usar ese dinero, ya sea tarde. 😉

 

«La otra carta»

«La otra carta»

El vídeo es al final un anuncio de IKEA. Pero poco nos importa. Lo más que puedo (o que quiero) decir sobre ese marketing es que le doy la enhorabuena por saber hacer el vídeo viral sin necesidad de ser un triste eslogan pegadizo que entra en la mente por repetirlo hasta la saciedad; han logrado hacer un pequeño documental que, quien lo ve, QUIERE difundir. No por provocar risa o un buen momento que en unos minutos será reemplazado por el siguiente meme que alguien te reenvíe, sino por el mensaje profundo y hermoso que transmite.

En diciembre los niños escribieron las carta a Los Reyes Magos.
Pero ¿y a papá y mamá? «¿qué les pediríais a vuestros papás esta Navidad?»


Por supuesto y en línea con lo que siempre defiendo de «ser crítitos», no debemos olvidar que, como todo mensaje en internet, puede estar tergiversado y/o sesgado. Puede que los niños que allí salen no representen al porcentaje mayoritario de los de la sociedad. No lo sé. Y no me importe demasiado: el mensaje sigue siendo hermoso.
Y también, como he defendido muchas veces.., «cada gota cuenta»: aunque solo fueran unos pocos los niños (y padres) que así pensaran.., por ellos merecería la pena CREER y TENER FE en que un mundo más cercano, menos consumista y más pleno de felicidad es posible. Y que, como los niños «son el futuro» y «aprenden por imitación», depende de nosotros lo que van a ver (e imitar)
aprenden-por-imitacion
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Lo perfecto es enemigo de lo bueno

Lo perfecto es enemigo de lo bueno

Mi padre siempre decía muchos refranes…
De hecho uno de ellos era:
«El que quiera saber verdades que se agarre a los refranes».

El refrán que, desde que él no está, he descubierto que más he aplicado y en más ocasiones me ha salvado recordarlo antes de salir de casa es..:
«Al pastor, la comida y la manta nunca le pesan». Que hace buenas migas con:
«contra el frío no hay valientes».
[No podía mencionar refranes en una entrada y no mencionar este 😉 ]

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Pero en este caso voy a dedicar unas palabras al que da título a esta entrada:
«Lo perfecto es enemigo de lo bueno».

Bajo mi punto de vista mi padre lo aplicaba demasiado y cruzaba la línea que de broma añadíamos como ‘corolario’: «Lo perfecto es enemigo de lo bueno… Y lo malo es peor enemigo todavía de lo bueno«.

Es un refrán que no se puede aplicar SIEMPRE para todo; pero que sí viene bien siempre tenerlo en mente.

Muchas veces ocurre que, por pensar en hacer algo «perfecto» dejamos de hacerlo.
(por ejemplo no ir a ver a tu abuela una hora un único día a la semana porque es poco; y no darnos cuenta de que cero horas es menos todavía. O no hacer un regalo porque estás esperando a confeccionar uno perfecto / al momento perfecto; y no darte cuenta de que, por creerte que esperas la perfección, se va pasando la vida y tu regalo no entregado sigue sin terminarse.

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Me he dado cuenta de que estaba pasando lo mismo con este blog:
Hasta ahora (‘casualmente’ coincidiendo con mis años de universidad y antes de empezar a trabajar en enero de 2013) creaba entradas y artículos a los que dedicaba tiempo y repasaba varias veces hasta dejar ‘perfectos’. Desde que trabajo y tengo menos tiempo, he notado como en todo momento he sido rehacio a ponerme a escribir, pensando: «Me pondré cuando le pueda dedicar las horas que merece para crear entradas buenas».
Pero ese momento nunca llega.
Tengo una carpeta que se llama «TO-DO en mi blog» con material a modo de lluvia de ideas de posibles cosas que me gustaría contar en este blog que hace de escaparate de mis ideales. Y allí van entrando más cosas de las que salen.

Así que a partir de ahora..,
y dado que «lo perfecto es enemigo de lo bueno»..,
voy a dejar de esperar a publicar las redacciones perfectas y no caer en lo que un buen amigo que fue mi primer jefe llamaba «paralisis por análisis«.

¿Significa eso que bajará el nivel de mis reflexiones?
Pues depende de lo que consideremos por «nivel»: lo que ya os avanzo que bajará es la cantidad de texto por entrada; pero no os preocupeis que no bajara la profundidad de los mensajes de las entradas de la categoría «con moraleja». 😉

La Navidad eres tú

La Navidad eres tú

Un año más pasaron la Nochebuena y el día de Navidad. Teniendo a tus seres queridos en mente dijiste «adiós» a 2013, y afrontas la ‘aventura’ del nuevo año que empieza. Y ahora que se acerca el día de ‘Reyes’, con él se acerca también el final de esta época de Navidad en que la gente (o «mucha gente») recuerda y demuestra lo que es la bondad, la alegría y la esperanza.

Sin embargo ‘La Navidad’ no tiene por qué ser un momento con principio y final que termine cuando pasemos la página del calendario.

Navidad

La Navidad eres Tú, cuando decides nacer de nuevo, cada día.

El árbol de Navidad eres Tú, cuando resistes vigoroso a los vientos y dificultades de la vida.

Los adornos de Navidad eres Tú, cuando tus virtudes son colores que adornan tu vida.

La campana de Navidad eres Tú, cuando llamas, congregas y buscas unir.

Eres también Luz de Navidad cuando iluminas con tu vida el camino de los demás, con bondad, paciencia, alegría y generosidad.

Los ángeles de Navidad eres Tú, cuando cantas al mundo un mensaje de Paz, de Justicia y de Amor.

La Estrella de Navidad eres Tú, cuando conduces a alguien al encuentro con El Amor.

Eres también los Reyes Magos cuando das lo mejor que tienes, sin importar a quien.

La vela de Navidad eres Tú, cuando decides iluminar con tu forma de vivir.

La música de Navidad eres Tú, cuando conquistas la armonía dentro de ti.

El regalo de Navidad eres Tú, cuando eres de verdad amigo y hermano de todo ser humano.

La tarjeta de Navidad eres Tú, cuando la bondad esta escrita en tus manos.

La felicitación de Navidad eres Tú, cuando perdonas y restableces la Paz aún cuando sufres.

La cena de Navidad eres Tú, cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está a tu lado.

¡Feliz Navidad!

Sé feliz, sé «Navidad» para los demás, y ¡haz felices!

La Felicidad

La Felicidad

Hoy os dejo la canción «La Felicidad», del grupo «Nuevas Amistades».

Paraos a pensar si no os habeis dicho a vosotros mismos u oído a personas cercanas una o varias de estas frases

Opino, como dice la canción, que la Felicidad depende en gran medida de que nosotros optemos por ella. Decidamos ver el lado bueno de lo que tenemos y decidamos que un buen momento para ser felices es desde HOY. 😉
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Nos convencemos a nosotros mismos
de que la vida será mejor después…

Después de conseguir trabajo, después de casarnos,
después de tener un hijo, tal vez tras tener el otro.

Luego nos sentimos mal porque nuestros hijos
aún no son mayores… ¡a ver si crecen pronto!

Nos desesperamos con esos hijos
cuando son adolescentes, difíciles de tratar.

Luego, nuestra vida será completa
cuando nos vaya mejor o tomemos vacaciones,
tengamos ese coche, consigamos el ascenso,
o compremos nuestra casa o cuando nos retiremos.

Así que, ¡deja de esperar para decidir que NO HAY MEJOR MOMENTO PARA SER FELIZ QUE AHORA!, para ser feliz…

Deja de esperar para decidir  que NO HAY MEJOR MOMENTO PARA SER FELIZ QUE AHORA, para ser feliz…

LA FELICIDAD ES EL CAMINO, NO UN DESTINO, para ser feliz…

Y la felicidad…

Valora cada momento que vives, cada momento, porque lo compartiste con alguien especial, tan especial que lo llevas en tu corazón y recuerda que EL TIEMPO NO ESPERA POR NADIE.

Así que deja de esperar hasta que acabes la Universidad,
hasta que te enamores, que te den trabajo o hasta que te cases.
Hasta que tengas hijos, que estos se vayan de casa,
hasta que te divorcies, o que adelgaces,
o hasta que llegue el ansiado fin de semana,
la primavera, el verano, el otoño o el invierno,
o hasta que te mueras.

Por eso, ¡deja de esperar para decidir  que ¡NO HAY MEJOR MOMENTO PARA SER FELIZ QUE AHORA! para ser feliz…

Deja de esperar para decidir  que NO HAY MEJOR MOMENTO PARA SER FELIZ QUE AHORA, para ser feliz…

Deja de esperar para decidir  que NO HAY MEJOR MOMENTO PARA SER FELIZ QUE AHORA, para ser feliz…

Deja de esperar para decidir  que NO HAY MEJOR MOMENTO PARA SER FELIZ QUE AHORA, para ser feliz…

La felicidad es el camino, no un destino. …para ser feliz…

La felicidad es el camino, no un destino. …para ser feliz…

La felicidad es el camino, no un destino. …para ser feliz…

La felicidad es el camino, no un destino. …para ser feliz…

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¡FELIZ NAVIDAD!

Sé feliz haciendo felices.

Comparar no significa equiparar

Comparar no significa equiparar

Casi siempre que alguien hace una comparación entre una cualidad o situación de una persona presente y otra cosa, la persona ‘comparada’ se indigna a la voz de «¿Me estás comparando con… tal ?!«

Y es que…, si has tenido que preguntar «me estás comparando con…», eso es que la respuesta es un rotundo ««.

Puede que te hayan comparado con un terrorista, con una mascota, con una profesión… da igual. —>  Comparar no significa equiparar.

Al comparar dos cosas durante un diálogo, muestras sus similitudes (y sus diferencias). Sólo dejando terminar al que habla, sin indignarse y cortarle en cuanto oyes la comparación, podremos entender qué quería expresar.

Pero normalmente la gente no contentos con ponerse a la defensiva sólo con oir la comparación; además, si la respuesta a la obvia pregunta es, naturalmente, un «SÍ», antes de escuchar qué aspectos son los parecidos, se lo toman como «según tú soy igual que… tal» y se enfadan o indignan.

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No debería sentarnos mal que nos mencionen en una misma frase junto a algo o alguien que no nos gusta. Sobre todo si no hemos oído la exposición completa.

Como siempre digo.., la verdad y la comunicación con empatía, evitarían muchos de los malentendidos en la relaciones interpersonales y malhumores de la gente.

«África necesita misioneros»

«África necesita misioneros»

Esto lo escribí en una ocasión en un email, pero quiero dejarlo puesto aquí para todo el que quiera leerlo (o releerlo).

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El periodista ateo y experto en África Matthew Parris (que escribe en The Times desde 1988, fue diputado británico de 1979 a 1986  y en 2005 ganó el Premio Orwell de Periodismo), publicó el 27 de diciembre de 2008 un artículo que llama la atención:

“Como ateo, creo verdaderamente que África necesita a Dios“

“Los misioneros, no el dinero, son la solución al mayor problema de  África: la aplastante pasividad de la mentalidad de la gente»

Poco antes de Navidad regresé, tras 45 años de ausencia, al país que conocí de niño como Nyasaland. Hoy es Malaui. Viajé allí con una pequeña ONG británica conocida como Pump Aid, que ayuda a comunidades rurales a instalar pozos sencillos para proporcionar agua limpia, para ver su trabajo.

Este viaje, además de renovar mi fe en las organizaciones de ayuda al desarrollo, me refrescó otra creencia contra la que he intentado en vano desterrar de mi vida, que siembra la confusión en mi ideología, se niega testarudamente a encajar en mi visión del mundo y ha dejado en mal lugar mi idea de que Dios no existe.

Aunque soy un ateo convencido, tengo que reconocer la enorme contribución que el cristianismo realiza en África: totalmente distinta del mundo de las ONGs seculares, los proyectos gubernamentales y los esfuerzos de ayuda internacional. Todos los anteriores, por sí mismo, no bastan. En África, el cristianismo cambia los corazones de la gente y trae una transformación espiritual, un nuevo nacimiento y un cambio que es real.

Hace años intenté evitar confrontarme con esta verdad limitándome a aplaudir el trabajo práctico de las misiones en África. Solía razonar así: es una pena que la salvación sea parte de esta labor, porque los cristianos —blancos y negros— que trabajan en África curan a los enfermos, ayudan a la gente a leer y escribir, y únicamente los laicistas más radicales podrían ver un hospital o una escuela de una misión y decir que el mundo sería un lugar mejor sin estas instituciones.

En aquella época yo concedía que si la fe motivaba a los misioneros, muy bien; pero lo que contaba era la ayuda, no la fe. Pero me he dado cuenta de que esto no corresponde a la realidad. Teníamos amigos misioneros, y cuando yo era niño a menudo nos quedábamos con ellos en la aldea africana. En la ciudad, teníamos empleados africanos que se habían convertido y que eran unos grandes creyentes.

Los cristianos siempre eran diferentes. Su fe, lejos de haberlos achantado, parecía haberlos relajado y liberado. Eran personas que tenían una vivacidad, una curiosidad, un compromiso con el mundo y una manera directa de tratar a los demás que parecían estar ausentes en la vida tradicional africana.

Cuando tenía 24 años, un viaje largo por el continente me reafirmó en esta impresión. De Argelia a Níger, Nigeria, Camerún, República Centroafricana, Congo, Ruanda, Tanzania y Kenia. Viajé por tierra en un Land Rover con otros cuatro amigos estudiantes. Cada vez que entramos en un territorio donde había misioneros teníamos que reconocer que algo cambiaba en las caras de la gente que encontrábamos y con los que hablábamos: algo presente en sus ojos, la forma de acercarse a ti directamente, sin bajar la cabeza ni tener la mirada perdida.

Esta vez en Malaui ocurrió lo mismo. No encontré a ningún misionero. Nadie se los encuentra en los salones de los hoteles de lujo discutiendo documentos de desarrollo estratégico, como ocurre con las grandes oenegé. Sin embargo, me di cuenta de que un puñado de los miembros africanos más activos de Pump Aid confesaban, en privado, ser personas de firmes convicciones cristianas. Digo “en privado”, porque la ONG es totalmente aconfesional y nunca dicen nada sobre la religión durante su trabajo en las aldeas. Pero recogí algunas referencias sobre el cristianismo durante nuestra conversación. Uno de ellos leía un libro devocional durante el viaje en coche. Otro, los domingos iba a la iglesia para acudir a oraciones que duraban dos horas.

Encajaría mejor en mi mentalidad pensar que la honradez, diligencia y optimismo que derrochaban en su trabajo no tenía conexión con su fe personal. Pero, aunque su trabajo era secular, estaba influido por lo que eran, y su ser estaba influido por una concepción del lugar del ser humano en el universo que les ha enseñado en cristianos.

La ansiedad, el miedo a los malos espíritus… penetra profundamente toda la estructura del pensamiento africano tradicional, donde un enorme peso cae sobre el individuo, sofocando su curiosidad y haciendo que la gente no tome la iniciativa y no lleve las riendas de su vida…

El cristianismo, el de después de la reforma y de después de Lutero, con su enseñanza de un vínculo personal y directo entre el individuo y Dios, sin pasar por ninguna otra autoridad humana, rompe este marco filosófico-espiritual, y ofrece una base sobre la que apoyarse a los que quieren liberarse de la mentalidad tribal. Por eso el cristianismo libera. Los que quieren que África camine con la cabeza alta en el siglo XXI deberían pensar que los medios materiales y lo que llamamos el desarrollo, no efectuarán el cambio por sí mismos. Primero, hay que suplantar todo un sistema de creencias. Un África sin cristianismo dejará el continente a merced de la nefasta fusión entre Nike, el hechicero, el teléfono móvil y el machete“.

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Por suerte o por desgracia (‘por suerte’ por tener una pizca más de conocimiento sobre el mundo; y ‘por desgracia’ por el hecho de tener otra prueba más de aquello funciona así) conozco por amigas directas que fueron a África a colaborar, que en efecto al final una vez más fueron las monjitas y misioneros los únicos que resultaron estar guiados por verdadera entrega desinteresada.
El artículo habla casi de lo contrario: no de dinero, sino del mensaje esperanzador añadido que da el tener algo más elevado por lo que vivir; pero no quería publicar esta entrada sin añadir esta anecdota; que confirma, una vez más, que los misioneros (que poco tienen que ver con lo que ves de ‘la Iglesia’ en los medios de comunicación) son de los pocos que consiguen desterrar por completo la corrupción que trae consigo siempre el dinero o el poder.

Dame alguien para amar

Dame alguien para amar

Como digo siempre, si hay alguien que prefiere quitar la primera palabra y llamar a esto, «reflexión» en vez de «oración» para que su corazón se conmueva y él/ella se mueva. ¡adelante!
(si hablamos de amor, hablamos de lo mismo)

Señor…,

Cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida.

Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua.

Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor.

Cuando sufra, dame alguien que necesite consuelo.

Cuando ‘mi cruz’ parezca pesada, déjame compartir ‘la cruz’ de otro.

Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.

Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise alguno de mis minutos.

Cuando sufra humillación, dame ocasión para eleogiar a alguien.

Cuando esté desanimada, dame alguien para darle nuevos ánimos.

Cuando quiera  que los otros me comprendan, dame alguien que necesite mi comprensión.

Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender.

Cuando piense en mí misma, vuelve mi atención hacia otra persona.

Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos, dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día, sino también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo.

(Madre Teresa de Calcuta).


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Y esta mini-oración acompañaba a la de arriba donde la encontré. Es como un corolario donde nos advierte de caer en el orgullo de pensar «¡qué bueno soy!» y juzgarles: «los demás no hacen esto que yo hago; ¡qué malvados y egoistas!«.

A las obras buenas pueden venirles de la mano la alabanza y el homenaje. Dame, Señor, equilibrio para distinguir el brillo de la virtud, del barniz de la soberbia; el oro de la obra, de la bisutería del aplauso; el perfume de las buenas obras, del humo de la adulación. Amén.

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Si lo reflexionais/orais con calma, vereis que resulta que es totalmente cierto:

¿cuántas veces no os habeis serenado ante un problema cuando hay alguién más nervioso o con más miedo?

¿cuántas veces no os ha pasado el ver cómo una persona habitualmente pesimista busca ‘lados buenos‘ y optimistas para animar a alguien que lo está pasando mal en ese momento?

¿o creernos desgraciados y ser, cuando vemos con asombro la actitud de gente con problemas más gordos, cuando se nos abren los ojos?