Paradojas temporales del cambio de hora
Esta entrada, al contrario que las demás del blog, no es ninguna crítica social, ni contiene pensamientos sobre moral o justicia. Es sólo una reflexión curiosa y divertida sobre las implicaciones de los cambios de hora. 😉
La noche del sábado 24 al domingo 25, para aprovechar las horas de luz, cambiaron la hora (al horario de verano). A las 2 pasaron a ser las 3.
Al hacer estos cambios siempre la madrugada del sábado, la mayor parte de la gente está o durmiendo o en bares y apenas les afecta. Simplemente, (al ser el día siguiente festivo), cuando se levanten será una hora ‘más tarde’ y/o les parecerá que los locales cierran una hora ‘antes’.
Sin embargo, para la gente que trabaja de noche estos cambios de hora sí son importantes: por ejemplo, este sábado quien tuviese turno de noche trabajó una hora menos; porque después de la 1:59 llegaron las 3.
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El cambio de hora al horario de verano sólo provoca que se duerma o trabaje menos y que las cosas que suceden entre la 1:45 y las 3:15 parezca que han durado más (viajes en tren o avión, tiempos esperando, operaciones quirúrgicas, ¿sexo?…)
Pero el cambio que realmente provoca «paradojas temporales» es el contario, el de horario de verano a horario de invierno, el que hace que cuando lleguen las 3:00 haya que volver a poner los relojes en las 2:00. Porque durante ese día ¡son 2 veces las «dos y media» de la mañana! (las 2:30 primeras, y las 2:30 de por haber cambiado la hora 1h hacia atrás). Y eso provoca, por ejemplo, que a una misma hora (las 2:30) puedes haber estado en 2 lugares distintos. 😉
Y yo me pregunto…
¿Qué pasa con las cosas un poco oficiales (nacimientos, defunciones, multas…) que suceden entre las 2 y las 3 de ese día?
Podrían darse casos super raros-curiosos, jeje –>
Imaginemos que la guardia civil pone a las 2:50 una multa por exceso de velocidad a un hombre. Y que 20 minutos después (a las 2:10, por tanto) el hombre tiene un terrible accidente que acaba con su vida. Cuando la noticia saliese en los periódicos podría tener un titular así: «Hombre fallecido a las 2:10 excede el límite de velocidad a las 2:50»
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Imaginemos ahora una historia más feliz: nacimientos en vez de muertes. Una reina va a dar a luz mellizos y se pone de parto hacia las dos de la mañana; finalmente a las 2:55 empieza a salir el primero de los hijos; unos minutos después, a las 2:05, nace el segundo bebé. Cuando se rellene en los formularios pertinentes del hospital los datos, fecha y hora del alumbramiento de cada uno, ¿quién figurará que nació antes?
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Imaginemos por último y por rizar el rizo, a una persona que tiene un vuelo Madrid-Lanzarote que sale a la 1:45. (La duración del viaje es de unas dos horas y media; es decir, en un día normal llegaría hacia las 4:20 de la mañana hora peninsular). Sin embargo, en nuestro día ‘especial’ del ‘cambio de hora’ la cosa se complica…
El desarrollo de los acontecimientos sería así:
- 2:00. Despega el avión.
- 2:30. Lleva media hora de viaje.
- 2:00. Cambio de hora (3–>2). Lleva una hora de viaje.
- 2:30. Lleva una hora y media de viaje.
- 2:55. Lleva 2 horas de viaje.
- 3:30. Aterriza el avión en Lanzarote, Canarias. ¡Hora local = 2:30!
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